Esto sí que mola. La Roca de Ocaña se llama el engendro, y supera todo lo visto anteriormente. Lo último de lo último en sostenibilidad, no hay quién lo mueva, lo más postmoderno que se puede imaginar. Una joya.
Resulta que un promotor quería construir un edificio «conquense por fuera y muy moderno por dentro», según cuenta el arquitecto autor del proyecto, Manuel Ocaña, quien respondió al programa con una réplica de las casas colgantes de Cuenca. Como no tenían roca ni precipicio al que asomarse, pues han construido un zócalo rocoso que alberga las dos primeras plantas de viviendas, y sobre él cuelgan las casas. Y continúa explicando el arquitecto postmoderno, que seguramente dará mucho que hablar, que «la imagen final de esta arquitectura […] tiene la sospechosa voluntad de entender la opinión pública como una orden, no como una propuesta. […] Imágenes y representaciones que la mayoría de los ciudadanos españoles entienden como el paradigma de la felicidad.» Desde luego, algo de razón no le falta, no hay más que darse un paseo por las ciudades y los pueblos de España. Pero de ahí a construir la ciudad a golpe de fotomontaje …
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