Conviene recordar de vez en cuando que en Levante Almeriense el agua fue un bien escaso, muy escaso. Ha sido siempre muy difícil aprovechar las lluvias ocasionales y con frecuencia torrenciales. De las montañas surgen manantiales, minas de agua se llamaban, como si de ellas se extrajera un preciado mineral. No hay más que ver cómo se celebra su presencia en esta fuente de la pedanía de Serena, en Bédar, una de las pocas antiguas que se conservan en la comarca. Un pequeño altarcito con una Virgen cuidadosamente adornada celebra el regalo del agua que sale de la montaña.